viernes, 30 de octubre de 2009

24 horas en observación

Ahora hace justo 24 horas que mi cuerpo no sufre ningún tipo de agresión física.

Nadie me salta a traición y me araña la espalda cuando estoy preparando la cena. Tampoco me muerde los brazos con deleite, apretando cada vez más hasta que sale sangre mientras leo un libro, o veo la televisión. No me clavan uñas traseras y suben.

Esta mañana nadie me ha saltado a los ojos cuando he pestañeado para despertarme, ni me ha dentelleado la oreja mientras me desperezo.

Tampoco han mordisqueado mi trenza cuando salía de la ducha, ni se han escondido a la salida del baño para atacarme y darme un susto de muerte.
No han intentado robarme el desayuno, y beberse mi café. Hoy he descubierto que desayunar tranquila mientras se leen las noticias en realidad está muy sobrevalorado.
Nos llevamos tan mal, nos peleamos tanto, que al final he entendido que cuando no estás, me falta algo. Aunque sólo sea todo lo anterior.
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Hemos llamado a ver cómo estabas y nos han dicho que muy nerviosa y sobre todo, muy asustada. No te asustes, que 24 horas han sido suficientes para echarte de menos.



Ya vamos a por ti, Lolita.

domingo, 25 de octubre de 2009

Enfado

Encontré a mi Contrario bastante enfadado.
Me esperaba a la entrada de una glorieta golpeando el suelo con la suela de su zapato.
Me salí del coche y amablemente le cedí el volante, hay momentos en los que cada una sabe dónde está su lugar ...

Mientras llegábamos a nuestro destino rezaba en arameo cosas parecidas a esto:

¡Eran nueve! y en el último minuto, ¡tóma! ¡Una vergüenza!
Primero mano, luego amarilla, luego doble amarilla, y ¡Zas! ¡A la calle!
Y encima falla, claro, porque tiene mala época. ¿Y si sabes que la tiene por qué lo sacas? A quién se le ocurre ...
Y luego de nuevo con la mano, amarilla, doble amarilla, a la puta calle, y lo vuelve a tirar.
Ésta vez sí, pero vive Dios que no es de agradecer. Es lo que tendría que haber hecho antes.
Pues si son 9 aprieta, coño, aprieta.
¡Qué vergüenza!
Y encima el gilipollas de la fila de abajo ...

Entonces va Contrario y me pregunta si me acuerdo de él, lo cual resultó un problema porque yo estaba mirando pa'dentro un ratito, intentando averiguar si mi páncreas estaba lo suficientemente limpio:

-Sí, sí, me acuerdo. Claro que sí.
- Qué capullo.
- (Tranquilos, ésta afirmación me ayudó a hilar y salir del paso. No era tan difícil en su estado)- ¿Tampoco ésta vez le pediste que se fuera un ratito a la mierda?

No, no, tampoco. Luego saca a ese y viene el otro. ¡Ese otro! Tocándose las pelotas, tuvo buena época, luego se lo llevaron fuera, se tocó los huevos, y se volvió. ¡¡¡¡Imbéciles que aplauden!!!
Yo no entiendo nada. Tendrían que echar al de arriba, al de más arriba, a los de la mitad y a los de abajo ... ¡hasta a el apuntador! Porque todo esto no tiene nombre.

- Indignante ... sí.

Tengo que decir que tardamos una hora y algún minuto más en encontrar un aparcamiento en nuestro lugar de destino. Es lo que tienen las grandes ciudades en zonas céntricas, que están concurridas...

También tengo que contaros que mi páncreas realiza bien sus dos funciones. También están bien el corazón, el pulmón, el hígado (con un poco de grasa pero pase...), los riñones, el intestino delgado y aunque bueno, la vesícula parece que tiene arenilla, y el cólon a veces se vuelve irritable, mi estado de salud interno en general pasó el profundo examen.

sábado, 24 de octubre de 2009

Postura irrefutable

Últimamente me cae mal todo el mundo, no sé qué le pasa a la gente.

Ahora probablemente estás pensando que tengo algún tipo de desviación mental que me impide culparme a mi misma de éste extraño y negativo sentimiento.

Pero no, mi teoría hacia los demás ha sido razonada por las 2 o 3 neuronas que pueda tener, y tras el largo periodo de prueba al que han sido sometidas mis queridas amigas (dichas neuronas), creo que es una teoría perfectamente válida. Durante casi un año me he mantenido totalmente alejada de la sociedad, sola y aislada (de manera más o menos forzosa) de cualquier contacto exterior que no fuera el pequeño círculo familiar que me rodea. Ahora que no me está quedando más remedio que conocer a mucha gente nueva después de tanto tiempo, había olvidado que la mayoría de la sociedad es totalmente molesta, apática, aburrida, soberbia y superficial. Sobre todo, es absolutamente idiota en su conjunto.

Tras el profundo razonamiento, mis amigas están cansadísimas.

Voy a tomarme un café.

martes, 20 de octubre de 2009

Viendo fotografías hoy.

Las jornadas laborales en general son muy duras. El tedio y la monotonía invaden las oficinas de todos los lugares del mundo, y para remediarlo cada uno hace lo que le parece. Algunos, hasta se ponen a trabajar.
Para que no nos invadiera ese espíritu tan poco elegante y, sobre todo, no nos volviéramos responsables y molestas, Compañera no directa ha traido a nuestro despacho el álbum de fotos de su último viaje a Marruecos.

Lo agradecimos debidamente con aplausos incluidos.

Al principio resultó divertido, y nos pareció que no sólo había tenido una buena idea, sino también mucha amabilidad al compartir su vida con nosotras y amenizarnos la jornada, pero al llegar a la foto número 74 nos entraron ganas a Compañera directa y a mi de volvernos aburridamente chabacanas y continuar buceando entre las páginas de la subvención que preparábamos, ¡qué cosas!. Debía verse en nuestras caras.

Menos mal que la foto número 75 nos salvó: en ella aparecía un señor con una cabra dentro de un río, frotando al animal con fruición.

Entonces, Compañera directa tuvo mucho acierto al preguntar: "¿Por qué está lavando a la cabra?"

"¡Qué coño va a estar lavando a la cabra!" dijo la viajera.

Yo le respondí: "Que sí, que la está lavando. Mira, hace espuma y todo ..."

Compañera no directa nos contestó bastante ofuscada que no sabía por qué lavaba a la cabra, que serían costumbres, que estaría sucia y que si eso era lo único que se nos ocurría comentar sobre ese magnífico momento inmortalizado ya no le apetecía enseñarnos ninguna más.
Soltó un joder, nos llamó aburridas, cerró el álbum y desapareció por la puerta bastante indignada.

La acertada pregunta nos salvó del tedio por segunda vez y durante un rato más nos ha tenido entretenidas adivinando posibles razones de tan curioso acto.


Por fin llegó la hora de salir a tomar un café.

Premio

Amiga me ha dado un premio. Bueno, un premio a mi blog, no a mi, claro.

Es un premio que agradezco enormemente, vaya por delante, pero no sé qué hacer con él.

El premio me lo ha dado porque no tenía a quien dárselo, que iba de culo con sus viajes y no le apetecía pensar. O porque quiere que continúe escribiendo mi inútil blog ( Ojo, no lo digo porque crea más inútil mi blog que ningún otro en especial, casi todos son igual de imprescindibles). O simplemente porque me quiere.

Da igual, la razón es lo de menos, pero todos sabemos que darme un premio al blog es como bastante chistoso.

En cualquier caso, gracias, hermosa. Es un premio que agradezco enormemente aunque no sepa qué hacer con él.

miércoles, 7 de octubre de 2009

Ser humano como ser político

Que más o menos es lo mismo, pero no, no me refiero a las relaciones sociales que un ser humano tiene que establecer con su comunidad y a esos gestos políticos que inevitablemente surgen en esas relaciones. Vamos, que no hablo de que NO le digas a tu hermana lo mal que le queda ese vestido porque le hace barriga.

Me refiero a la política de los Ayuntamientos, las concejalías, los alcaldes, y todos nuestros queridos gobernantes.

¿Quién iba a decirme que mi trabajo iba a estar condicionado -tanto- por la política?.

Y es que aprender a quedar bien es algo que no he sabido hacer nunca, supongo que así me va, y ahora resulta que tengo que conseguirlo para que el pueblo vea lo buenos que somos, y sobre todo, para que me paguen.


¿Alguien me da algunos trucos?

(Espero que esto lo lea alguien más que Aspid porque, Nena, tú no me vales ... )

Esto es un ejemplo de lo que no debo hacer ... ¿Verdad? ...